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José de Zer: El periodista que se convirtió en un ícono de la televisión argentina
Si hay un personaje que marcó un hito en la televisión argentina, ese es José de Zer, el hombre que se hizo famoso en el noticiero Nuevediario de Canal 9. Nacido el 21 de febrero, José ha sido parte del paisaje mediático del país desde sus inicios en la década de 1960, aunque su historia está llena de curiosidades y giros inesperados, al punto de que su edad ha sido un misterio que ha dejado a más de uno rascándose la cabeza. En una entrevista de 1972, él afirmaba tener 33 años, lo que llevaría su fecha de nacimiento a 1939, mientras que otros medios han sostenido que nació en 1941. ¡Una verdadera novela!
Un comienzo accidentado y una carrera explosiva
Antes de convertirse en el gran reportero que todos conocemos, José trabajó como boletero en un teatro, siguiendo los pasos de su padre, un iluminador. La vida no fue fácil, y tras un accidente automovilístico que lo dejó con múltiples fracturas, desarrolló una adicción a los calmantes. Sin embargo, su pasión por el periodismo lo llevó a trabajar en la revista Gente, donde comenzó a forjar su carrera. Con una visión única del mundo, De Zer no tenía pelos en la lengua para criticar a figuras del espectáculo, señalando que el medio estaba lleno de “vendedores de camelo”.
En el año 1984, se produjo un giro monumental en su vida: comenzó a trabajar en Nuevediario, un noticiero que rápidamente se convirtió en un fenómeno de audiencia. Allí, José pasó de ser un periodista más a una figura central del espectáculo, siguiendo casos policiales que capturaban la atención del público, como el crimen de Oriel Bryant y la desaparición de la doctora Cecilia Jubilé.
El fenómeno de los OVNIS y el turismo ufológico
Pero lo que realmente catapultó a José de Zer a la fama fue su cobertura sensacionalista de fenómenos paranormales. En 1986, mientras investigaba una supuesta huella de un OVNI en Córdoba, su estilo excéntrico y casi teatral atrajo a una legión de seguidores. Las audiencias se volvían locas con sus reportajes sobre luces misteriosas y entradas a ciudades subterráneas. José se convirtió en el rostro del turismo ufológico, llevando a Capilla del Monte a la cima de la popularidad mediática.
Como dijo alguna vez Diego Maradona, “La pelota no se mancha”, y de la misma forma, el periodismo no debe perder su esencia. José de Zer supo mezclar la realidad con la fantasía, haciendo que el público se preguntara qué parte era verdad y qué parte era pura invención. Era un showman, y el espectáculo nunca se detuvo.
Los altibajos de la vida personal y profesional
Sin embargo, la vida de José no estuvo exenta de desafíos. Durante su carrera, se le atribuyeron múltiples matrimonios y una vida personal que parecía sacada de una película. Su salud comenzó a deteriorarse y, tras ser diagnosticado con Parkinson, se vio obligado a retirarse de la televisión en 1994. La fama y el éxito pronto se desvanecieron, y con ellos, las historias fantásticas de su juventud.
A pesar de las adversidades, José de Zer se mantuvo en la memoria colectiva. Como bien dice el refrán popular argentino: “El que no arriesga, no gana”. Su legado como un pionero del periodismo sensacionalista en Argentina sigue vivo, recordándonos que en la vida, como en la televisión, hay que saber hacer el show.
En sus últimos días, José miraba hacia atrás y recordaba sus hazañas, una mezcla de melancolía y gratitud. Su historia nos enseña que, a pesar de las caídas, siempre hay lugar para levantarse y seguir adelante. Al final, dejó un mensaje claro: “La vida es un viaje, y cada uno decide cómo viajar”.
Así que, querido lector, la próxima vez que veas un noticiero, recuerda que detrás de cada historia hay un personaje que, como José de Zer, hizo de su vida un espectáculo inolvidable.
