–
Con el tiempo aprendemos a guardar silencios, a no pensar, a frenar la lengua ante los impulsos, a no reaccionar cada vez que escuchamos o vemos algo que no nos gusta. Porque sí, porque no nos merece la pena repetir y repetir para que no nos entiendan. No, no merece la pena cargar emociones que no nos corresponden y decidimos calmar nuestras mareas internas.
Con el tiempo aprendemos a alejarnos de personas tóxicas, negativas, a evitar lugares o personas que nos hacen sentir incomodos porque sí, porque estamos mejor en nuestro espacio, entre el todo y la nada de nuestro pensamiento, quizás incluso con la soledad curativa que a veces nos limpia el alma y nos sana sin darnos cuenta.
Con el tiempo comenzamos a proteger nuestra paz, nuestro círculo se vuelve más y más pequeño, a veces ni círculo tenemos, pero es tan saludable que evitamos daños, decepciones y gasto de energía innecesaria.
Con el tiempo nos damos cuenta que se cosecha lo que se ha sembrado, aunque tarde, aunque pensemos que nada saldrá. Porque puede ser que a veces nos inunde lo malo, nos arrase a tiempos, a rachas, pero lo bueno también vuelve aunque tarde.
Así que no busques venganzas, fluye, deja ir lo que te daña, perdona, y si no puedes olvidar no lo hagas, pero disfruta de cada instante. Sigue sembrando cosas buenas, cosas que sumen, porque lo bueno vuelve, tarda, pero vuelve. No desistas y sigue luchando, porque verás como merece la pena, aunque ahora no veas nada, lo verás, sólo si lo deseas con toda tu intensidad.
Crédito a quien corresponda.
🌺✨